lunes, 23 de enero de 2017

Sangre en Mis Zapatos (1983) Jess Franco (como Clifford Brown)



Vivir para ver ¡una película de Jess Franco entretenida! y hasta divertida oigan. Lina Romay interpreta a Paquita la Fina, una molesta cabaretera con exceso de verborrea que es confundida con otra mujer (por el broche de la susodicha -previamente asesinada por los malosos- que coge del suelo y se prende en el apretado sueter -facil tres tallas más pequeño para resaltar las dotes de la Romay) el gran Tony Mayans la recoge, aparentando ser un entrañable chuloputas más de Benidorm (donde transcurre este thriller/comedia de espías) pero siendo en realidad un agente de la CIA que pretende recuperar una fórmula muy importante en la guerra fría, antes que la KGB (los malos de la función) hagan lo propio. Dicha fórmula es creada por un científico interpretado por un jocosamente sobreactuado (y envejecido) Howard Vernon, que cree estar entregándosela a una ecologista (la mujer asesinada con la que confunden a la Romay) pero que estalla en ex-abruptos cuando averigua que quien se hacía pasar por un grupo ecologista, es nada menos que la CIA, personificada por Tony Mayans "¡Iros a hacer puñetas!" -les dice pistola en mano durante el climax- "¡no pienso entregárle mi fórmula a los creadores de la Coca-Cola!"-.



Aunque por su argumento parezca una especie de super-producción cómica, estamos en el mundo Jess Franco. No vamos a pasar de cuatro galanes trasnochados bien vestidos, mujeres medio en pelotas y hoteles desiertos en temporada baja. Pero la película es entretenida a rabiar (sobretodo comparándola con la mayoría de la obra del tito Jess) se nota que los implicados se lo están pasando teta (sobretodo la Romay que diría que está improvisando el 90 % del tiempo) y no se lo están tomando en serio ni por un segundo, lo que hace la película amena y muy divertida, con algunos diálogos surrealistas muy graciosos, e incluso algún gag afortunado. Y cuando no, siempre nos queda la caprichosa disposición de las escenas (jamás olvidaré a Mayans contándole a Romay que es de la CIA mientras moja una tostada en el café y se pone morao a dos carrillos, hablando con un tono super campechano, como si le contara con quien ligó ayer su hermana). 

En la exhibición cárnica además, por primera vez nos quedamos un poco con ganas, la Romay se saca esos pechotes ternescos en algún momento, pero fugazmente, en plan erótico-festivo, más que nada, casí más al estilo de las películas de Mariano Ozores, pero como siempre, eso hace que la película sea más excitante, además la Romay está muy guapa aquí, en plan milf-BBW. Si os queréis ver una de Jess Franco sin aburriros, esta es perfecta.

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