lunes, 30 de septiembre de 2013

El Mirón y la Exhibicionista (1986) de Lina Romay y Jess Franco. Como siempre pero enseñando más en menos tiempo.


Una película de poco menos de una hora de Lina Romay jugando con un voyeur que la espía desde el piso de enfrente. Primero se lo monta ella sola, después con una amiga y finalmente se paga un gigoló para que se la folle delante del sujeto que la espía con los prismáticos en una mano y la otra en la polla, con la que se pajea con avidez.

Entremedias aún hay tiempo para el relleno con aburridos planos reiterativos que se recrean en los posters que tiene Lina en la habitación, Mick Jager, una modelo en pelotas...una de las películas más explícitas que he visto de tío Jess (se puede decir supongo, que es pornográfica y no erótica) llegando a mostrar demasiada cantidad de planos nauseabundos (pollas flácidas, mucho pelo y demás). 

Bastante prescindible incluso para fans del tío Jess o de Lina Romay. Lo bueno es que se pasa rápido porque va al grano (nunca mejor dicho). Como curiosidad, como directora aparece acreditada Lina en los créditos, con el pseudónimo de Candy Foster, aunque en la imdb, están ambos, Jess Franco y Lina Romay. 

domingo, 29 de septiembre de 2013

Alien el Octavo pasajero (1979) de Ridley Scott. Un slasher en el espacio. Un giallo sobrenatural.


Poco más puedo añadir yo que no se haya dicho sobre un clásico indiscutible del cine. En mi enésimo visionado de esta maravilla (esta vez en hd, una calidad que enfatiza aún más el poder visual acojonante que tiene) destacaría lo bien que pasa el tiempo por este film de Ridley Scott. Más allá de Anacronismos insalvables como teclados bastos y pantallas de ordenador analógicas que recuerdan a Ordenadores Amiga y demás, meramente anecdóticos, la cinta no solo envejece estupendamente sino que como el vino, mejora con los años. 


Además de darme el gustazo de verla un Domingo por la mañana, como la primera vez, cuando aún era un chaval hipnotizado, que la vio de hito en hito, grabada de Telecinco la noche anterior, destacaría este visionado por ser el primero en que realmente me ha llamado la atención la belleza de Sigourney Weaver. Supongo que algunos pensarán que ya era hora. Que queréis que os diga, por alguna razón nunca ha sido mi tipo, no me ha llamado la atención. Quizá demasiado dura, alta e imponente para mi gustos. Pero esta vez si que me ha llamado poderosamente la atención como protagonista, con esa belleza que mezcla dureza y atractivo sexual. Bien es cierto, que es la primera vez que veo Alien el Octavo Pasajero habiendo visto su "precuela" Prometheus, protagonizada por otra actriz de belleza singular, poco habitual, con un carácter también fuerte y duro, Noomi Rapace, que si que me ha parecido una mujer espectacular desde que la vi por primera vez en Millenium 1: Los Hombres que No Amaban a las Mujeres. Tal vez con el recuerdo de Noomi Rapace como Elizabeth Shaw he reconocido componentes de ese personaje potenciados por el carácter aún más duro e imponente en Sigurney Weaver como Ripley...o quizá es que me estoy haciendo mayor y me vuelvo un viejo verde, con gustos cada vez más refinados y amplios. Rayadas a parte es un gran film, nada que no sepáis ya, claro. Pero si dudáis antes de verlo de nuevo, que sepáis que revisionarlo siempre es una buena idea, aunque hayáis perdido la cuenta de las veces que lo habéis hecho, como es mi caso.


Ridley Scott defendió desde su entrada en el proyecto la ídea de una heroína protagonista femenina, contradiciendo lo escrito en el guión del gran Dan O´Bannon (director del absoluto clásico "El Retorno de los Muertos Vivientes" de 1985). Y además apoyaba la opción de una por aquel entonces desconocida, Sigourney Weaver como protagonista porque era la única que veía con los suficientes cojones para enfrentarse al bicho en la escena final. Pero tras este visionado, me doy cuenta que esa elección obedecía además a propósitos básicos de narración, de ideas fundamentales y emocionales plasmadas en el final. Claro, esto se habrá dicho hasta la saciedad, pero os juro que es hoy cuando más claro me ha quedado. La escena del Alien "infiltrado" presenciando el striptease de una confiada Ripley en la cápsula de salvamento tiene un componente erótico potentísimo. De esto ya se ha hablado muchas veces, si, pero repito, es hoy, durante mi enésimo visionado de la cinta, cuando he sido plenamente consciente de ello. Básicamente porque, como os he dicho, es la primera vez que Ripley me pone cachondo, hablando mal y pronto. 

El erotismo "casual" que se desprende de esa espectacular criatura que es la Weaver de 30 años, entre estilizada, fibrosa y descuidada (esa hucha asomando por encima de las braguitas) y después atenuado por el miedo, que nos permite contemplar ese cuerpo casi desnudo presa de la tensión, es de una carga tremenda, mucho más de lo que yo haya leído y desde luego de lo que haya experimentado hasta ahora. Quizá el empaque de ciencia ficción y gran clásico de terror que tiene, me haya distraido de hasta que punto es esa escena perversamente erótica, o quizá es que estoy bajo la influencia de muchas cintas de eróticas y softcore de los 70 que visiono ultimamente. Pero insisto, es una escena sumamente erótica, perversamente cachonda y sucia, disfrazada de escena de suspense, que también lo tiene y lo es, pero para mi ahora es un final en esencia, perversa y erótica.


Lo bueno de los revisionados (y mas los hechos en alta definición que arrojan luz sobre detalles que facilmente puede pasar desapercibidos viendo los films en la televisión analógica de hace años, vhs o dvd como es mi caso) es que arrojan luz o te hacen descubrir detalles que te habían pasado desapercibidos por completo. Uno de los más perturbadores, ya conocido por todos, es que el "sintético" interpretado por Ian Holm en el film, Ash, es que este ser, no por ser artificial deja de ser sexual. De hecho el amigo es un guarrete, porque en la escena en que trata de ahogar y matar a Ripley observamos en su estancia que sus paredes están repletas de fotos de mujeres desnudas pegadas, recortadas de revistas porno. Lo que me ha dejado picueto al ver el film esta mañana es apreciar varias fotos de niñas pequeñas también, sugiriendo que además el robot tiene tendencias pederastas. Perturbador pero fascinante el gusto por el detalle invertido en este clásico.

Otra escena de la que se ha alterado para siempre mi percepción (de esta ya, se ha hablado más aunque yo es la primera vez que me doy cuenta) es la de la muerte de Lambert (Veronica Cartwright). Ahora que lo pienso, torpe de mi, siempre había notado algo raro en esta escena. Como si fuera extraña, incompleta, o tuviese algo que arañaba con los dedos pero que no terminaba de ver, aunque efectivamente no se ve, pero queda bastante claro, por la puesta en escena, que aunque no es gráfica da a entender lo que sucede de forma sutil y elegante hasta cierto punto (fiel a la tónica de todo el film), pero suficientemente clara.

Hacia el final del film Parker (Yaphet Kotto) y Lambert cargan distintos aparatos para preparar el despegue de la cápsula de salvamento, cuando irrumpe el Alien. Lambert queda paralizada por el miedo frente a la criatura. Parker intenta ayudarla pero el Alien lo fulmina. En ese momento podemos ver lo que se supone que es la "cola" del Alien ascendiendo por la pierna de Lambert acercándose peligrosamente a su entrepierna, aunque no llegamos a ver más que el acercamiento bastante a oscuras... El plano se corta y vemos a Ripley a varias decenas de metros, corriendo al oír los gritos de auxilio de sus compañeros, oye la agonía de Parker y también la de Lambert, que grita y después oímos unos extraños gemidos entrecortados y apresurados, como de animal, después más gritos, y luego el silencio...


La concatenación de estos sucesos y planos en el film siempre me había extrañado vagamente, pero no había juntado las piezas del puzle. Ahora tengo claro (sobretodo tras el plano en que Ripley llega a la estancia donde Parker yace muerto y vemos colgar las piernas desnudas de Lambert llenas de sangre en primer término, como si yaciera tumbada boca abajo) que el Alien viola de alguna manera a Lambert. Esos gemidos extraños (que siempre me parecieron hasta absurdos o ridículos, no parecían cuadrar con la calidad que impregnaba el resto de la película) son tan peculiares porque pertenecen al Alien, follándose como un ávido a la vulnerable y delicada Lambert, que pasa prácticamente todo el film en estado de shock y acaba aún peor ¡Claro! ¿Es que no te habías dado cuenta? Me diréis. Pues no, así de torpe soy amigos, que le vamos a hacer. Pero oye, me hace recuperar mi fe en los revisionados. No todo puede captarse la primera vez.

Por poner una nota negativa, duele un poco ver ese plano final del Alien expulsado al espacio, con el cuerpo totalmente erguido, es la única vez que somos plenamente conscientes de que es un tipo metido en un traje de goma. Desmerece con el resto del film, de una calidad asombrosa incluso visto hoy en día, más de 30 años después de su estreno. No obstante ese plano es una minucia en medio de un océano de maravilla visual fascinante de la que podríamos estar hablando horas y horas. Tan llena está de temas interesantes, tanto dentro como fuera de la película. Pero por ahora lo dejaré aquí, que ya bastante me he extendido. Si no la veis hace tiempo, echadle otro vistazo, porque lo vais a disfrutar.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Lust For Frankenstein (1998) de Jess Franco, la hermana fogosa del monstruo de Frankenstein.


Da gusto ver como el tío Jess en 1998 seguía a su rollo sin traicionarse a si mismo. Lust for Frankenstein es otra muestra de cine experimental y onanista que será odiado por quienes no disfruten con el auténtico Jess Franco y disfrutado por quienes si sepan hacerlo a partes iguales. Yo me encuentro en el segundo grupo. Aunque reconozco que los films de Jess Franco, sobretodo los que más se encuadran en su particular universo erótico y delirante, no siempre "entran" con facilidad. A veces soy incapaz de ver más de 15 minutos y otras me veo dos o tres seguidas de este tipo. Depende mucho del estado de ánimo y disposición en que me encuentre. Como en el gran blog "I´m in a Jess Franco State of Mind", tengo que tener un particular momento de apertura mental, serenidad y falta de prejuicios. Y sobre todo estar tranquilo, relajado, sin prisas...porque ver uno de estos films hace que el tiempo decelere, se dilate y vaya discurriendo lentamente, como un río de miel...


Si no me reconozco en ese estado siempre lo dejo. O acabo parando la película aunque me empeñe en terminarla. Pero cuando consigo llegar a estar así y ver completas las películas, es cuando realmente llego a disfrutarlas. O a disfrutar esos particulares momentos que a través de experimentos visuales con colores,  (potenciados al rodar ya en vídeo en el año en que se hizo la película)montaje y música, generan un efecto onírico muy particular y placentero.

No quiero ponerme intelectual y pretencioso, solo explicar que el efecto buscado por estas películas no es el de una narración convencional, se busca la experiencia y el placer visual por el placer visual, sin trascendencia ni sentido ninguno. Quizá ese es el problema con el que se topan muchas de las personas que critican a Jess Franco. Que no logran entender esto, o no logran experimentarlo. Ojo, no digo que sea la experiencia de mi vida, una especie de nirvana ni nada parecido, solo un placer visual muy particular. Muy parecido a encontrar un caramelo de un sabor muy particular, que saboreas un poco extrañado al principio, sin saber si te gusta o no. A veces lo escupes con asco, y otras te lo quedas en la boca mucho tiempo y acabas dandote cuenta de que te encanta. 


Ni Virtuoso ni Genio. Pero si un cineasta único y con personalidad, ese era Jess Franco para mi. Un apasionado de la experimentación visual, siempre consciente de que había que romper con los todavía hoy obsoletos patrones cinematográficos anquilosados.

En Lust for Frankenstein nos encontramos con los elementos más memorables de sus películas más recordadas, monstruos clásicos revisados en clave rompedora y personal, erotismo salvaje que conduce a la muerte, secretos de familia, ecos malditos y tenebrosos del pasado... a diferencia de la espantosa Killer Barbys, cercana en el tiempo, aquí el tío Jess sabe mantener los elementos que han hecho que me fascine su cien, y los enriquece con lo que la tecnología del vídeo digital le puede aportar y una Lina Romay que en sus cuarenta y tantos ofrece una notable interpretación y estaba tan guapa y sensual como siempre.

Recomendada para los amantes del cine de Jess Franco o interesados en su filmografía en general.