¡Que gran película! Tras dos intentos fallidos de ver Alien Vs. Predator (¡con lo que me gustaba de chaval!) y una sexplotation chunga con Laura Gemser, me ha pedido el cuerpo blanco y negro, y disponiendo de una buena copia de este, el típico clásico con que tanto dan la chapa los entendidos, me decidí a verla.
Viéndola pensé en Blood Tomahawk, la reciente película protagonizada por Kurt Russell. Si, se que no tiene nada que ver con esta que me ocupa, pero ambas coinciden en una cosa, maestría narrativa, concisión, sintesis, eso que con tanta arrogancia a menudo ignoran los cineastas actuales (incluso los buenos). Esa modestia que hace que los creadores se centren en armonizar todos los componentes de la historia sin que uno resalte por encima del otro, que todo fluya y a la vez...en fin, que me estoy poniendo de crítico pesado y académico, cojones. Lo que quiero decir es que tanto la de Kurt Russell como esta son obras maestras demonios (nunca mejor dicho). Y encima esta, es divertida, porque no me digáis que no es divertido un inglés calvo de 50 años con barbita mefistofélica que vive con su madre en una mansión financiada por los seguidores de su culto satánico...
Para quien no lo conozca, el argumento (que puede haber errores, porque la vi en inglés sin subtítulos) viene a contarnos la historia de John Holden, un Psicólogo que acude a Gran Bretaña tras la muerte de un colega (al que vemos morir en la primera escena perseguido por un gigantesco demonio que surge de una neblina en medio de la noche) para desmentir el caso del Doctor Karswell, que lidera una supuesta secta satánica y tal (ya digo que no me he empapado bien por que mi dominio del inglés no es tan óptimo). Y Karswell, como le ve tan decidido, le echa una maldición en forma de papelito con runas chungas, y a no ser que abandone el caso y se vaya, tendrá una muerte fatídica. Holden no se achanta (es más, se burla con gracejo y desparpajo de tales chaladuras, ante el estupefacto espectador, que se ve venir el desastre por lo oblicuo del caracter del psicólogo -que actua más como un policía/galán de mierda-) y prosigue investigando junto Joanna Harrington, la sobrina del desafortunado Doctor que muere en la primera escena.
Francamente y fuera bromas, la película es acojonante, porque hay que tener en cuenta que es del año 1957, y para que una pelicula de ese año me asuste y me inquiete (incluso de este año) hay que tener talento. Lo que más llama la atención es lo moderna que es, hasta el punto que diría que fácil esta película prefigura todo el terror moderno (que me fustiguen los expertos si estoy equivocado pero es lo que pensé). Está todo, los sustos "falsos", esos típicos sobresaltos ante un peligro tanto en el protagonista, que resultan ser algo trivial carente de peligro, pero que ponen en guardia al espectador. Está la típica actitud de cinismo hacia lo sobrenatural, que va cambiando a medida que avanza el metraje...no se, aunque es un clásico, da la sensación de ser una película que nos podían haber contado tal cual (salvando las distancias claro, porque el protagonista es un machista redomado) hoy en día. Con Yo Anduve con un Zombie pasaba un poco lo mismo, pero aquella era más peñazo.
Quizá la diferencia es que algunas de las escenas más tensas y potentes, más climáticas, se resuelven aquí no tirando de montaje, efectos y trucos circenses digamos, sino, con actores, tal cual, y es que algunos secundarios de la cinta, nos dan algunos de los momentos más potentes, recurriendo solo a su talento actoral, que es lo más llamativo (me acuerdo sobretodo de la posesión en torno a la mesa, cuando la chica habla con su padre muerto, ese actor derrocha talento imitando voces y te deja loco)
Y luego el tema de las maldiciones ¡demonios hasta puede haber influído al terror japonés!
Muy entretenida, inquietante y divertida, incluso vista hoy en día, casi sesenta años después de su estreno.
Lo único que llevé mal fue esa sección final con el tipo "en coma" que luego se tira por la ventana...me pareció un poco pegote, no estaba mal, pero me desentonó un poco, aunque después con el climax final en las vías y ese ambigüo plano final, recupera brillo.
Lo dicho que esta vez los expertos pesados tienen razón. Además aún siendo como digo muy contemporanea, como digo, sus aspectos digamos, caducos, funcionan como diversión adicional vista hoy en día. La actitud varonil, casi paleta, del protagonista, ante lo desconocido, es tan exagerada que resulta cómica. Y luego ese villano, interpretado por Nial Mc Ginnis, satánico enriquecido que vive con su madre...merece una película aparte, así como su madre, graciosa y tierna a más no poder, tratando de ayudar a los protagonistas frente a su hijo, que le insiste en que no queda otra, tienen que matar a la gente para mantener su statuos quo ¡que gracioso!
En fin, que ya me enrrollado mucho, que la véais si os sale de los cojones, que este no es uno de esos clásicos peñazo, que esta es buena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario