miércoles, 25 de enero de 2017

El Asesino de Muñecas (1975) Miguel Madrid (Como Michael Skaife)



Que película más sórdida, más enloquecida, más demente, más maravillosa amigos. Y pensar que cuando terminé de verla me pareción un "Maniac-Explotation" mezclado con "Psicosis-Explotation", pero ¡ay! ¡la Maniac original es de 1980! lo digo por todo el tema de los maniquíes...no recuerdo tanto Maniac como para saber si el uso ambivalente de maniquíes es tan abundante...pero definitivamente en el remake protagonizado por Elijah Wood de 2012 definitivamente lo es ¿Se inspirarían sus perpetradores en el film que nos ocupa? Todas preguntas sin respuesta. Vamos a pensar que si ¿porque no? 

Paso a resumir un poco el demente argumento para los que no la hayáis visto o bien no la recordéis (lógico por otra parte, esto queda en la mente como una pesadilla chunga o un viaje jodido de ácido). Paul es el hijo del jardinero de un parque ¿que es también carnicero? no me quedó claro, un parque, que por otro lado, parece propiedad de un matrimonio de condes para los que trabajan los padres de Paul, pero que está abierto al público, concretamente a parejitas salidas que van por la noche allí a follar (¿véis por donde voy con lo de el viaje de ácido? incoherencia a tope).



Paul está desde el principio y claramente totalmente tronao, para entendernos. Está muy muy jodido el pobre, y el guión y el montaje ayudan, no se sabe si a propósito o por torpeza, a volcarnos de lleno en su psique, porque al igual que la cabeza de Paul, la película nos narra escenas que no se sabe si son delirio suyo, sueño, alucinación...aunque luego resultan ser ciertas, y nos dispara escenas locas sin venir a cuento, que parece que lo que quieran es adentrarnos, lo dicho en el cerebro del susodicho. Pero centremonos, porque al final la reseña me está quedando tan lunática como el propio film. Paul está traumatizado por un lado, porque su madre perdió a una niña, que era su hermana, antes de que el naciera, y claro, quiso convertirle a el en su niñita, lo cual provoca que Catherine (así se llama la hermanita) viva encerrada en su mente (y le anime a matar ataviado con una peluca y una máscara con las facciones de su madre jodidamente aterradora y esperpéntica a la vez). Como si esto no fuera poco, es un estudiante frustrado de medicina que ha suspendido ¡porque le asusta la sangre! claro que a saber si esto es cierto, o fruto de sus delirios. 

Total, El Asesino de Muñecas es una de las pocas películas que se escapan a mis palabras de las que he reseñado aquí. Bajo sus formas de película-tan-mala-que-es-buena-para-reírse-con-amigotes se encuentra, pienso -y lo digo totalmente en serio- una obra maestra que tomando elementos de obras maestras previas -La Matanza de Texas y sobretodo, Psicosis- ha influído a otros clásicos de los que hemos oído hablar mucho más.



La sordidez abunda delante y detrás de la cámara -esos planos tan voyeurs que le tira el director al protagonista (mención aparte las carcajadas que provocan sus momentos de sobreactuación arrebatados, especialmente en una escena en que se ducha de manera jodidamente rara, haciendo unas poses...bueno, inenarrable) tan gays, ese protagonista siempre sin camisa cerca de un niño, su amigo...esa Inma de Santis siendo filmada en tetas cuando tan solo tenía 16 años, esa Condesa queriéndose follar al protagonista con los mayordomos -y amantes- descojonados cuando se pone pedo... y suma y sigue. Se me queda corta la reseña porque no creo que en un solo visionado pueda asimilar todo lo que esta obra magna tiene para aportar. Magnífica. Tenéis que verla.

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