miércoles, 9 de octubre de 2013

Emmanuelle (1974) de Just Jaeckin. Cerdadas Elegantes.


Me ha dado ahora por ver cine de género erótico. Que es una cosa que vista hoy en día da como entre repeluco y grimilla (al menos a mi). Esos pocos dvd´s que ves apartados en la sección erótico de Fnac. Con esas portadas horteras y esas tipografías como de novela romántica barata... en fin. El caso es que a lo tonto me estoy viendo algunas y me estoy dando cuenta que es un género ninguneado y tan reivindicable como cualquier otro. Y válido, que cojones.


Igual que el cine de terror persigue meter al espectador en un ambiente opresivo, atemorizarlo y finalmente asustarlo y que se vaya con el miedo en el cuerpo, el cine erótico busca (o debería buscar como es el caso de la película que nos ocupa) sumergir a ese mismo espectador en un ambiente erótico, sensual, voluptuoso lujoso... y unir todos esos elementos en lo que en el terror sería la escena que sobresalta al espectador, aquí obviamente, la escena que lo pone cachondo.

Y es que cuesta separar el porno del género erótico en nuestros días. Las escenas sexuales en estas películas (al menos en Emmanuelle, que al ser un clásico del género, digo yo que será perfecta como referente) no ocupan tanto tiempo como uno esperaría. De hecho casi te dejan con la miel en los labios. Es algo que jode en un principio, pero luego te das cuenta que esa sensación erotizante, como vaporosa que te envuelve viendo el film, es el efecto buscado, y es bastante efectivo. 

Al fin y al cabo se trata de contar historias. Sea mediante el terror, suspense, drama, comedia...el género erótico es otro género más que quiere contarnos algo, y lo hace en este caso, a través de las debilidades carnales de sus protagonista. Sobretodo de la ardiente protagonista.


Emmanuelle nos cuenta la historia de la pija, indecisa y atolondrada modelo francesa acostumbrada a los lujos que da nombre al título. Casada con un estirado Embajador que la adora y no pone límites a su relación con ella (es decir que está abierto a que se la follen, pero es más de boca que en la realidad, como veremos más adelante). Emmanuelle se traslada a Tailandia, con su marido a vivir (en principio están separados por trabajo, por extraño que resulte aunque estén casados) y allí atravesará una serie de situaciones y experiencias eminentemente sensuales de autodescubrimiento y bla, bla, bla. Todo eso.

Pese a ser un clásico Emmanuelle me deja una sensación francamente desigual. Por un lado me fascina la fotografía y la belleza cautivadora y delicada de la protagonista, Sylvia Kristell (Muerta ahora hace casi un año a la edad de 60 años) y la historia de estos ricachones que se zafan de la peste del tercer mundo sin ningún tipo de vergüenza (hay una escena en la que hacen eso literalmente). Pero por otro, la película me parece un coñazo absoluto desde un poco antes de la mitad hasta el final. Lo cual no es bueno.

Hay personajes (esa jovencita tailandesa pícara y desvergonzada) totalmente desaprovechados y otros (la milf rubia y sobretodo el viejo rico decadente) que están hasta demás y sin embargo tenemos que aguantarlos casi toda la película. Y es una pena como digo, por que me entusiasma la mitad de la película, todo el comienzo y el principio del segundo acto me estaba encantando. Pero como digo se van personajes y a cambio llegan otros que es para matarlos.


Merece la pena verla por todo ese rollo de que es un clásico y demás. Y porque si, merece la pena, eso si, solo si te interesa el género. Además al final hay una escena muy graciosa (que eso si, no se sabe si quiere ser dramática, erótica, cómica o que cojones) en la que Emmanuelle es el premio de dos tailandeses que pelean a muerte y el que gana se la folla directamente "en el ring" a cuatro patas. Solo para interesados en el género. Buena, pero podía haber sido una auténtica obra maestra, ay... sensación agridulce.


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