Tras mucho meditar cuál sería el primer film del que haría reseña en este nuestro blog, y no se me ha ocurrido mejor manera que empezar con una la película del mítico director italiano Joe D´Amato. Recordado autor multigenérico durante el boom que supuso para el cine italiano los años setenta y ochenta , fue el responsable de "Gomia, el terror del Egeo"(1980), la saga "Emannuelle en...", "Ator el poderoso" (1982), y de muchas otras en las que casi todas eran explotación pura y dura.
Desgraciadamente murió en mil novecientos noventa y nueve, a los sesenta y dos años de edad, víctima de un paro cardíaco, dejando tras de sí una extensa carrera con más de doscientos títulos y generando un culto hacia su figura por parte de la gente (con mucho estómago) del mundillo.
Volviendo a la película, tras los variopintos nombres de "Buio Omega", "Beyond Darkness" o "Demencia" se oculta este giallo-slasher en el que se nos narran las desventuras de un joven taxidermista llamado Frank, el cual se encuentra obsesionado hasta la locura con su novia recientemente finada. También andan por ahí un ama de llaves salidorra que tortura a nuestro protagonista y un enterrador con muchas ganas de cumplir su trabajo cueste lo que le cueste.
Se podría decir que el film fue una novedad para la época en que se hizo, ya que D´Amato se posiciona en el punto de vista del asesino y no de las (pocas) potenciales víctimas, aunque ciertamente las motivaciones del primero acaban por desdibujarse totalmente según se acerca el final. Un punto de partida que poco después supo explotar tan bien "Henry: Retrato de un asesino" (1985) o, ejemplos más recientes como la saga "Saw" (2004-2010) y la serie de televisión "Dexter" (2006-2013) en las que el protagonista no solo era el malo, si no que sus acciones son justificadas por los espectadores de sus crímenes, useasé, nosotros.
Pese a destacar en su "novedad", la cinta cae en los lugares comunes del cine italiano de terror que se hacía en la época, lo que se traduce en personajes más planos que una tabla de planchar, personajes que pasaban por ahí para ser asesinados, diálogos/acciones/reacciones estúpidas, pocos diálogos, desnudos (muy) gratuitos, guión bipolar, escenas de fuerte impacto estomacal en las que alguien acabará por echar la primera papilla, etcétera.
Lo mejor de todo esto es que mientras otras caen en el aburrimiento más absoluto (sí, "Bahía de Sangre" me refiero a ti) esta está filmada de tal manera que no da ni un segundo de respiro al espectador, salvo un bajón que pega cerca del final aunque nada importante, ya que tiene un final que es de traca.
Referente a los actores, destaca sobre todos la actriz Franca Stopi como la malvada Iris, el ama de llaves homicida-acosadora de jóvenes. Stopi, que apareció poco después en "Terrror en el Convento" (1981), aquí logra transmitirnos un mal rollo con su constante rictus facial y eventualmente con algo parecido al sonreír, en momentos puntuales claro. Como comentó uno en la sala en la que pude ver el film, es la mezcla perfecta entre Rottenmeller y Walter White, lo último no es porque trafique con meta precisamente.
Los demás intérpretes, y sobretodo el protagonista Kieran Canter, son de un intenso que te provocan la risa. Por ejemplo, hay una escena en la que trata ocultar el cadáver de su novia muerta a una autoestopista que se ha colado en el coche (por cierto, menuda pieza la autoestopista, que se queda ko tras dos caladas a un porro). Durante la escena, en la que en teoría Canter debería de transmitirnos la tensión del momento, parece que está repasando mentamente la lista de la compra, y acaba por resolver la papeleta de la manera más tonta posible, digna de una escena descartada de "Loca Academia de Policía".
En resumidas cuentas, una película que, pese a sus carencias tanto dramáticas como técnicas, se hace amena, amén de tener unos diez minutos finales que son brutales.
Para mí la mejor que hizo D'Amato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario