Vuelven a la carga las marionetas con más vida, más cabronas y a la vez, más entrañables, que el mundo cinematográfico ha conocido ¡y con nueva incorporación! La marioneta-robot-nazi con lanzallamas Torch es graciosísima. Salvo una primera media hora pelín soporífera, el film remonta y supera ampliamente al original (Y si no hubiese sido por los excesivamente alargados discursos de ese Toulon-Momia resucitado por sus propios títeres al comienzo, aún podría ser mejor).
En esta secuela, como digo, las marionetas resucitan a su "padre", Andre Toulon, derramando un extraño líquido verde sobre su tumba. La dueña actual del hotel donde se ambientaba la primera parte, muere en extrañas circustancias y un equipo de investigación paranormal del gobierno formado por científicos y una medium (¡!), es enviado investigar lo ocurrido. Pronto experimentarán extraños ruídos y episodios sospechosos, que naturalmente son producidos por los verdaderos protagonistas de la franquicia: Blade, Jester, Pinhead, Tuneler y Leechwoman. Con la brillante incorporación para esta ocasión del ya mencionado Torch.
Como digo, superada la media hora inicial (no es facil, pero aguantad, merece la pena) Puppet Master II, se convierte en una película mejor que el original, que tiende más al fantástico y al humor. Y sobretodo más consciente de que la gracia de todo el asunto proviene de las propias marionetas y lo divertidas que son.
Con esto en mente, las escenas de asesinatos por parte de las marionetas se vuelven algo más elaboradas y entretenidas (la escena con la vieja gorda fusil en ristre es graciosísima y la escena de Torch con el niño fustiga-nazis es muy divertida también, dos de las escenas más memorables). Durante buena parte de la película son lo único destacable, porque los protagonistas humanos, los científicos "investigadores de lo paranormal" son especialmente sosos, excepto la pelirroja y guapa protagonista, que no lo hace mal del todo en su doble papel de Carolyn Bramwell y Elsa (la mujer de Toulon en el flashback de Egipto). Aunque dentro de la sosería, tenemos un desnudo gozosamente gratuito. Sage Allen pasea sus siliconadas y magníficas tetas, lo cual oye, se agradece.
Con la aparición de Toulon "momificado" el interés de la trama fuera de los asesinatos de las marionetas gana enteros y la película pasa a ser de repente más como cine de terror clásico, no solo por el aspecto de Momia del ya mentado Toulon, que nos retrotrae al clásico protagonizado por Boris Karloff, sino porque su objetivo final como el del monstruo de la Universal, es resucitar a su amada a través de la protagonista...
Lástima que Toulon, de un par de discursos excesivamente alargados, que propician eso si, un momento maravillosamente divertido, que llamadme loco, pero con un gesto de Blade como "frenando" con su cuchillo a otra Marioneta que se adelanta a por Toulon por pesado, pareciera que dijera "tranquilo, tranquilo... ya para". Es lo maravilloso de estos personajes.
Me quedaría con otra escena divertida de Toulon, que llega a parecer una parodia de si mismo, pues pretende ser el típico monstruo atormentado pero seductor, La Momia, El Fantasma de la Opera... y al querer bailar con la protagonista esta se resiste para acabar bailando con el guapo mozetón protagonista. Esto enrabieta a Toulon, que quita el vinilo de la música a cuyo compás bailaban y lo rompe en pedazos para a continuación decir "oh... lo siento, ahora son muy dificiles de conseguir" y largarse. Parece la pataleta de un niño, realmente gracioso.
Descubrimos también, a través de un flashbacks, más datos sobre la vida de Toulon y el origen de las marionetas, lo que provoca más ganas aún de seguir viendo nuevas secuelas.
Atención al epílogo, realmente divertido y simpático, la guinda perfecta del pastel.
En definitiva, fantasía, humor y unos personajes que resultan cada vez más entrañables a medida que ves más películas ¡no os la perdáis! y no hagáis caso a los rumores, no son aburridas como se dice, ni mucho menos.
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