Una pena lo de esta película. Empieza genial, con una camarera (la protagonista) de un bar de strip-tease a la que le fascina como una de las chicas hipnotiza a la gente con sus movimientos sensuales, como los vuelve locos. Cuando cierra el lugar, más tarde, los jefes le piden prostituirse, cosa a la que se niega, la protagonista Sandrine, la protege, cosa que les cuesta a ambas el despido.
Debiendo tres meses de alquiler y sin ningún lugar al que ir, Nathalie, la bailarina/stripper, le ofrece a Sandrine pasar la noche en su piso. Allí, le ofrece jugar a un juego "atreverse". Sandrine accede a regañadientes. Nathalie le guía los movimientos. Ha de ir a la cama, desnudarse lentamente, y finalmente, le pide que se toque. Sandrine acaba masturbándose excitada, ante la atenta mirada de Nathalie, que al terminar, camina hacia a la cama y deposita un tierno beso en la frente de Sandrine.
A la mañana siguiente, Nathalie le habla a Sandrine de su familia obrera, de su pobreza. Y como su madre le decía que para salir de todo aquello había que "atreverse". Así que introduce en el juego a Sandrine. Ambas recorren las calles de Paris llevando acabo exhibicionismo, tocándose en público y atreviéndose cada vez a más cosas escandalosas y sensuales.
Hasta aquí me estaba flipando la película. Buena puesta en escena, actrices estupendas, muy guapas, muy sexys y encima, que lo hacen bien, y un guión curioso y estimulante ¡cine erótico de calidad en plenos 2000!
Que pena que después, Nathalie trace un plan para que ambas lleguen a lo más alto de la sociedad, jugando con la naturaleza humana. Jugando con el hecho de que siempre queremos lo que se nos escapa, lo que no podemos tener. Ofreciendo, y luego quitando. Jugando. Es interesante durante un rato, con la trama de la entrada en la empresa de las chicas, y como camelan primero a un supervisor y después al jefe del departamento. El problema es cuando entra en la trama el gran jefe de la empresa. Un niñato malvado, que se nos presenta como un archivillano maquiavélico, que puede dar al traste con los planes de ascenso de las protagonistas usando su talón de aquiles ¡el amor!
Vamos, que de trama interesante y sugerente, pasamos a un culebrón cada vez más y más inverosimil. De escenas eróticas, a la par que inteligentes, pasamos a culebrón y tragedia griega. Sigue habiendo sexo, pero de película softcore barata y un final lamentable tremendamente pretencioso y torpe. Bobalicón. Y nuevamente inverosimil. Pero bueno, no creo que haya muchas películas eróticas de esta calidad en la década de los 2000, es un encomiable esfuerzo.
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