Nada como atarse a un avión en marcha mientras despega para dar un golpe de mano en la taquilla. Es la lectura que podemos sacar del gigantesco éxito que han cosechado la quinta entrega de las aventuras de Ethan Hunt en la taquilla estadounidense.
Sin el brío que imprimió Brad Bird a la entrega anterior pero un buen puñado de secuencias de acción bien rodadas que quedan en el recuerdo y una gran comparsa femenina (la sueca Rebecca Ferguson) el film da justo lo que promete, pero palidece si lo comparamos con la anterior entrega.
Aparte de la mentada secuencia del avión tenemos una espectacular persecución por las carreteras (y las calles) de Marruecos, la obligada inserción de Cruise en una fortaleza inexpugnable para robar algún tipo de artilugio que nos hace contener la respiración (esta vez literalmente y con Cruise muy cerca de la muerte, un acierto por parte del actor humanizar al personaje para variar, y que no parezca indestructible) pero resulta paradójico que la secuencia más tensa y emocionante (y la mejor de todo el film, diría) tiene a todos los personajes sentados y hablando, en la mesa de un café.
Nadie saldrá decepcionado de este nuevo espectáculo de acción veraniega, y garantiza como mínimo una nueva entrega, dando renovada vida a la carrera de su protagonista y productor, pero me temo que abandonada la sala, es totalmente olvidable, a diferencia de su gran predecesora.
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