El Hombre de Acero es una de las experiencias audiovisuales más espectaculares y alucinantes que he visto en pantalla. Solo por eso merece ya el precio de la entrada.
El comienzo sorprende y para el fan, es toda una gozada, ya desde el primer plano. Cuando la cámara abre campo y nos muestra ese Krypton rico en detalle, alienigena, trabajado hasta el más mínimo detalle y con un aroma de ciencia ficción sólida y fascinante, quedé absolutamente maravillado e hipnotizado por las imágenes.
Russel Crowe, que amenaza con comerse el solo la película, interpreta al mejor Jor-El que puede pedir una película de Superman para una nueva generación. Una sola mirada, un solo gesto, nos dicen más que mil palabras en el guión. Por eso es tan importante el reparto y por esto han sido escogidos tan buenos actores para la película. Han de transmitir muchísimo en poco tiempo, durante escenas clave, y en este sentido, la película da en la diana.
Para los que acusan al film de personajes poco desarrollados les diría que no olviden que hoy en día, en las películas, y más, en una sobre Superman, y que pretenda enganchar a toda una generación adicta a mirar el móvil y comprobar su estado en las redes sociales, necesitan de ritmo y precisión. Lo que antaño podía contarse a lo largo de más tiempo hoy debe condensarse ¡que no eludirse! Pero El Hombre de Acero, como demuestra esta primera secuencia de Krypton, logra fusionar interpretación, trabajo de guión y espectacularidad en cada fotograma. Es por esto que El Hombre de Acero me recordó a otra gran película, Star Trek 2009 de J.J. Abrahms. Film que contaba muchísimas cosas y muy complejas en pocas escenas, ayudada de su gran reparto, de elipsis significativas y un montaje ágil. Al igual que El Hombre de Acero.
Si hay una palabra que defina a El Hombre de Acero es trepidante. La película pasa volando como su protagonista. Los eventos se suceden a ritmo vertiginoso, nos dejan un poso, nos hacen ir queriendo más y más a los protagonistas, que lo que ocurra sea cada vez más importante, pero no se detienen, no dan tregua, y nos obligan a permanecer atentos a la pantalla, haciendo que tengamos la sensación de que si apartamos la vista un segundo nos podamos perder algo vital ¡y eso es un logro nada fácil de conseguir y menos con un personaje tan conocido pero tan predecible para el espectador como es Superman! Snyder logra que los personajes nos importen, más hayá de su condición de iconos, como seres humanos, cosa que no lograba por ejemplo, Superman Returns. Otro punto a favor de la película.
Hacia la mitad llegamos ya a un dilatado climax lleno de acción que ¡arrasa con todo! (literalmente) da la sensación de que si no nos agarramos a la capa de su protagonista, corramos el riesgo de caernos y perdernos algo. Algo que ocurre literalmente en la película, de manera consciente, y que ayuda a generar la sensación de confusión que generaría una batalla de seres inmensamente poderosos en una ciudad para un ciudadano corriente ¡lo que ocurre nos sobrepasa! La batalla que se desencadena parece salirse de la pantalla, los edificios derrumbándose ante los embates de los protagonistas parece que vayan a caer sobre nosotros. La épica es una broma en comparación con lo que presenciamos en El Hombre de Acero. Esto va más allá.
Y es lo que como público queremos, de Superman ¿Que la historia es simple? Bueno, no hay que olvidar que es un primer capítulo. Su función es presentar al personaje, sus problemas y búsqueda identidad y como se encamina hacia su destino. Además complejidad no siempre equivale a calidad. Y no nos engañemos, queríamos esto ¡la batalla definitiva de Superman contra Kryptonianos tan poderosos como el! Os aseguro que nunca he visto nada igual en una pantalla de cine. Si alguna vez echamos de menos más acción en una película de Superman, os aseguro que El Hombre de Acero nos ha recompensado y con creces ¡brutal!
Y los temas están ahí. Sin necesidad de dedicar hora y media de metraje a presentar los orígenes del personaje ¡tiene mucho mérito! la película logra transmitirnos la lucha de Clark por integrarse y el drama que ha supuesto ser diferente y que le ha convertido en buena medida, en un marginado. Pero, consciente de que el problema de muchas películas superheroicas es el tiempo dedicado a presentar los orígenes de la película, la película de Snyder elige sabiamente como mostrar esta genesis del personaje en escenas breves pero intensas, bien interpretadas, enternecedoras y muy emocionantes. Ensamblándolas con astucia en el montaje (a modo de flashbacks que conectan muy acertadamente con lo que vive el Superman adulto). De esta manera logra no dedicar media película al trasfondo del personaje y llegar a la película en cuestión. La que nos muestra a El Hombre de Acero aceptando su misión de salvador de la humanidad y enfrentándose al dilema de su pasado. Representado por el General Zod.
Y recalco. Se trata de un primer capítulo ¿Que se recuerda más Batman Begins o The Darknight? Además, El Hombre de Acero nos ofrece drama, acción y espectáculo a raudales y tramas interesantes que nos muestran unas reacciones creíbles si, en el mundo real se descubriese la existencia de un alienigena superpoderoso y virtualmente invulnerable. Los humanos temen su poder y absoluta superioridad como sería natural si ocurriese en la realidad. Un punto de vista original y novedoso que nunca habíamos visto y que sin duda se tratará aún más en el futuro.
¡Y es solo un primer capítulo! ¡Imaginemos lo que está por venir! Para los que acusen a la película de espectáculo plano y sin complejidad ¿seguro que han visto el final de la película? Porque es ahí en muchas otras cosas, pero sobre todo en el final, cuando demuestran los artífices de El Hombre de Acero hasta que punto son valientes, y están dispuestos a llevar a El Hombre de Acero a nuevos niveles y situaciones nunca antes vistos. La decisión que toma El Hombre de Acero en ese momento dará que hablar ¡y es algo que jamás hemos visto! ¿No se trata acaso de eso? ¿De aportar cosas al personaje? Pues El Hombre de Acero lo hace ¡y de que forma!
Destacar también la labor de un reparto en estado de gracia. Henry Cavill me ha alucinado, a pesar de que esperaba un buen trabajo por su parte, sorprende como humaniza a Clark Kent y al mismo tiempo cuando se pone el traje cambia por completo y se convierte en Superman en estado puro, es sorprendente y fascinante verlo. Amy Adams crea una Lois Lane intrépida, inteligente y que nos enamora escena a escena. Y si, no hay muchas escenas específicamente "románticas" pero la labor de ambos actores, Cavill y Adams, va generando una atracción y amor mutuo, enternecedor, emocionante y verdadero, mucho más basado en personajes que en la adoración arrebatada a un ser superior (caso del clásico de Richard Donner) que cristaliza en una deliciosa escena. Así que chapeau a la pareja protagonista que borda cada aspecto de sus personajes. Sin desmerecer al fabuloso elenco de secundarios encabezados por un Russel Crowe cuya mera presencia roba cualquier escena al resto, un Kevin Costner emocionante y genial, como hacía años que no le veíamos, a pesar de las pocas escenas en que interviene, Diane Lane también maravillosa como Ma Kent, Michael Shannon brutal y lleno de fuerza, el perfecto villano, Antje Traue, brutal, sexy y despiadada femme fatale... y podría seguir así con hasta el último papel, el esfuerzo del reparto es otra de las características más notables del film.
La película del verano y una de las mejores del año sin duda, que no desmerece en nada a las mejores películas de la saga clásica realizadas anteriormente. Superman está de vuelta, con una película que auna espectáculo como jamás hemos visto, actualización de un personaje a las nuevas audiencias, planteamiento interesante y original del argumento... y lo más importante, inaugura una franquicia en la que aún con todas estas cosas buenas, lo mejor está por venir ¡Arriba, arriba y fuera!
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