martes, 25 de junio de 2013

Mis placeres Culpables. Crueles Intenciones 2.


¿Que horror de Cartel verdad? Si una secuela bastarda en vídeo de una película no especialmente memorable no echara suficientemente para atrás encima van y hacen esto. En fin...menos mal que luego la película no es tan horrenda como la carátula.

Inauguro con este post la sección (que conociéndome es probable que sea muy habitual) de mis placeres culpables particulares. Reseñas de esas películas que uno ve con placer y deleite y una leve sensación de culpabilidad.


Crueles Intenciones fue una película de 1999 que adaptaba muy libremente la novela epistolar escrita por Pierre Chorderlos de Laclos, Las Amistades Peligrosas. El argumento se trasladaba al presente (1999) y en el entorno de la alta sociedad Neoyorquina, los adolescentes que van a colegios privados de alto standing y para los que la vida social y las apariencias sociales lo son todo. Una película divertida, con las estrellas emergentes del momento, ahora más bien estrellas apagadas... Sarah Michelle Gellar y Ryan Phillipe y una que sigue "brillando" más o menos, la bocacajón Reese Witherspoon, y una que está ahí, ahí ahora, en la cuerda floja, la siempre sexy Selma Blair, que protagonizaba un tórrido beso con Sarah Michelle Gellar (que acababa con ambas separándose y ese entrañable hilillo de baba de puente entre ambas bocas).


Realizada en ese breve periodo en que el cine de terror teen estaba en auge a raiz de Scream, parecía que cualquier película en la que intervinieran adolescentes provenientes de Scream o Se lo que hicisteis el último verano era un éxito automático. No solo se probó a resucitar el cine de terror teen, también la comedia con Alguien como tu o incluso experimentos a medio camino de todo como este Crueles Intenciones. Que como casi todo el cine de esta época acusa los mismos problemas y atesora las mismas virtudes que puedan achacarse al cine de los 90. Banda sonora molona con los grupos de moda del momento, oneliners y búsqueda del momento más molón que el de la anterior escena, todo lo que ocurra puede y debe resaltarse, exagerarse y acentuarse, cuanto más, mejor. El cine de los 90 buscaba molar a toda costa ¡y lo conseguía! era divertido y entretenido, pero también sufría de un problema ¡Era como un calentón! 

¡Era como una mujer que te calienta, te seduce y luego en el momento álgido se va! El conservadurismo, la corrección política, que era nota dominante en esta época, se imponía en estas películas. De esta manera si películas como Scream o Se lo que hicisteis el ultimo verano resultan divertidas y entretenidas, fallan en algo vital para el slasher que parodian y referencian tanto ¡Desnudos! ¡Asesinatos sangrientos! Jamás hay demasiado del gore que reinaba en el género en los ochenta y ¿desnudos? ¿en un slasher de los 90? Olvidadlo. Pero si se puede llegar a perdonar en los casos de Scream y Se lo que Hicisteis el Último Verano, en Crueles Intenciones, en lo que se plantea como un thriller erótico, con escenas bastante subidas de tono, es más difícil de tolerar la escasez de escenas de desnudo o con sexo explícito. Total, que la película ofrecía diversión y entretenimiento, pero, seamos claros, los varones salíamos del cine con un agudo dolor en los huevos. Además la vimos, o al menos yo, con 19 años ¡Como pudieron hacernos eso! Guardo un buen recuerdo del film pero siempre será ese quiero y no puedo con el tema sexual, una eterna tensión sexual. Pero eso si, Sarah Michelle Gellar se sale, jamás la he visto tan bien en un papel.


Pero nos desviamos del tema. Dejadme deciros que obviamente, si he visto esta película, como la propia sección indica ha sido por el placer...culpable, pero no por el tema sexual que se repite, heredado de su predecesora (y aquí mucho más explícito, por una escena en particular, de tantos voltios sexuales con respecto al tono general, ya de por si "picarón", que incluso rompe el tono, llevándola más al terreno del cine erótico) que es bien recibido. Sino por ver a una joven Amy Adams, interpretando a Kathryn Merteuil. El papel que interpretaba Sarah Michelle Gellar. Y es que amigos, estamos no ante una segunda parte sino ante una precuela. Situada temporalmente años antes de lo que ocurre en Crueles Intenciones. Dato este, que no impide que en realidad no deje de tratarse de una suerte de remake en vídeo que se da el gusto de meter un par de escenillas más subidas de tono y explícitas, que el film precedente (aún así es curioso, siendo menos explícito, el film anterior incitaba más a la libido ¿será que me estoy haciendo mayor y ya me llega eso del menos es más?...en fin).


Como digo. Me he interesado por la película únicamente por ser una de las primeras en la carrera de Amy Adams, que me ha dejado completamente enamorado y fascinado como la audaz Lois Lane en El Hombre de Acero. A mi juicio la primera encarnación absolutamente fidedigna, tanto física, como espiritualmente, del personaje de DC. Casi 40 años, y que belleza señores. Que maravilla.

Además ella es claramente lo mejor de un film que pese a su textura de vídeo noventero low cost absoluta es entretenido de ver, con actores competentes (tras Amy Adams el mejor es el protagonista, Robin Dunne, que interpreta al hermanastro de Kathryn, Sebastian Valmont, y logra ser el protagonista guaperas e ingenioso, pero simpático y que cae bien, y no 100% ahostiable como era Ryan Phillipe en la primera entrega) y un grupo de secundarios muy gracioso que interpreta al servicio de la mansión de los Valmont.


Lo malo es que comenzado el segundo acto, la película no parece querer contar nada más que una historieta muy parecida a la anterior película. Pero sin intriga ni gracia. Vadeando sin rumbo. Metiendo escenas eróticas con gemelas en pelotas en la ducha, que no vienen a cuento (aunque se agradecen). Entregando otras nuevas de morreos, como manda el "Canon" (Se lo dan Amy Adams y la penosa y no especialmente guapa Sarah Thompson, que interpreta a Danielle Sherman, que vendría a ser la sustituta de Reese Witherspoon, siendo en este caso un personaje diferente, pero muy parecido, hasta claro, el "giro" final). 

Una pena, porque el reparto y la ligereza del conjunto al comienzo, apuntaban a una película divertidilla y simpática. La historia, como digo, va de manera muy similar a la película previa. Sebastian y Kathryn se pican entre si, y Valmont, aunque no hay apuesta de por medio esta vez, acaba enamorado de Danielle. Para no repetir final, resulta que Kathryn y Danielle están liadas y querían gastar "una broma" a Valmont, haciéndole creer que Danielle, era una inocente virgen, nada más lejos de la realidad. Ja,ja. Escena que no viene a cuento, donde Valmont, cual capullo, medio atropella a la "chica tonta" del instituto (un personaje similar al de Selma Blair en el original) se ofrece a llevarla después de haberse cargado su bici y la otra todavía le da las gracias y básicamente, Valmont le pide que pose sexy para unas fotos para acabar depelotándola y follándosela en la limusina así por las buenas. En la parte delantera de la limusina, vemos a Karthryn y Danielle, que sonrien y se ajustan sus gafas de sol... Final absurdo que no viene a cuento y un toque "cool" noventero...pero estamos ya en el 2000... algo no me cuadra.... en fin, que no la veais, salvo que, como yo, hayáis caído en las amorosas redes de esa preciosidad que es Amy Adams. Y queráis ver todo lo que ha hecho esta buena mujer.



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