miércoles, 13 de junio de 2018

Fast & Furious 7





¿Que raro una reseña de Fast & Furious 7 a estas alturas no? Pues jodánse oigan. O si no lo lean, que es lo que harán muchos seguro... ay demonios, esperen que me centre. Bien. Rápido y Furioso. Siempre he odiado la original y contemplé con asombro como fue creciendo el número de fans de esta saga a la vez que sus continuaciones. Raro de cojones. Y la verdad, me chocó en su momento ver el Cartel de la cuarta película. Piezas originales, nuevo coche, o algo así, ponía. Años más tarde, como todo el mundo, me enteré de la muerte de Paul Walker y cuando se estrenó esta entrega, me dio por ponerme al día, y la verdad, seguía sin entender porque tanto alboroto. En fin, las películas habían mejorado, pero no era como para sentirse eufórico ni...diferenciarlas tanto la verdad. No se, imagino que es un fenómeno nacido a raíz de que tampoco tenemos ya ninguna saga de acción relevante, fuera de Mercenarios y cada cierto tiempo alguna entrega nueva y decepcionante entrega de Jungla de Cristal (la última aún ni me he molestado en verla). Me parecen películas de acción visibles y decentes, con alguna que otra secuencia si, muy flipante en términos de acción, pero tan sosas como el difunto Paul Walker (el hombre parecía ya muerto antes de palmarla, miren si no esa mirada vacía, y perdonen si se sienten ofendidos pero es lo que yo veo).

En esta ocasión lo que ocurre es que alguién está eliminando miembros de la banda, como el chino -o japonés, como no la he visto no lo se, pero se llamaba Tokyo Race así que...¿japonés verdad?- o lo intentan, como con Brian O'Conner (Paul Walker). También dejan malherido al bueno de Hobbs (Dwayne Johnson). Detrás de todo está el propio tipo que deja en el hospital a Hobbs, Deckard Shaw, que flipaló, es el hermano de Shaw (Luke Evans) el villano de la entrega anterior. El caso es que luego llega Mr. Nobody (Kurt Russell) un tipo que obviamente es del gobierno, que quiere que la banda de protagonistas acabe con Deckard Shaw. Para ello además tendrán que viajar a Abu Dabi y robar un artefacto que está dentro de un coche mega-caro en lo alto de un rascacielos...más o menos así va, o así recuerdo, el atropellado argumento de esta entrega de Fast & Furious que en su momento fue alabada por muchísima gente, alabada de más, creo, incluso dentro de lo que es...pero que se yo. Más que nada allí en los Usa, que los pobres se flipan enseguida con el tema acción.

No se, a mi la primera vez que la vi no me pareció gran cosa. Bien cierto es que no la vi en cine, pero aún así...nada del otro mundo. Quizá esta segunda vez la he disfrutado más en términos de acción -sobretodo la secuencia de paracaidismo en el interior de los vehículos o la de los edificios en Abu Dabi, pero me parece que por más que se empeñaran en ignorarlo los críticos yanquis, la película sufre sobremanera por el obvio remontaje al que se vio sometida tras la muerte de Walker. Eso deriva, en la dificultad para seguir una linea narrativa clara. Mucha gente alegará que dado el producto del que se trata, no hace falta, pero yo soy de la opinión que una fluidez narrativa y claridad la necesita cualquier tipo de película. Vamos no creo que haga ningún mal, a no ser que se trate de un film experimental y ese ya es otro cantar. No es terrible, pero se hace pesada de ver, que quieren que les diga, sino fuera por algunas prodigiosas secuencias de acción -otra muy buena es la del precipicio del que escapa Paul Walker escalando un autocar que se cae por el mismo- pero no son motivo suficiente para que yo se la pueda recomendar a ustedes, fieles lectores.

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