domingo, 27 de octubre de 2013

Testamento Final (1983) de Lynne Littman. Uno de los dramones más desgarradores que he podido ver.


La lenta agonía de una familia americana compuesta por los dos padres y tres hijos (una hija mayor, el mediano y el pequeñito, un infantil Lukas Haas en su primer papel) y el pueblo en el que viven, tras un holocausto nuclear que va diezmando a la población.


Vaya pedazo dramón amigos. Recuerdo como si fuera ayer una serie de imágenes que quedaron grabadas en mi memoria cuando vi por primera vez esta película. De hecho la sensación se ha acrecentado al verlo de nuevo hace un rato. Parecía realmente que la hubiera visto ayer, el impacto no ha variado nada, y eso dice mucho en favor de este pequeño film (pocas veces revisita uno una película que le impactó hace años, obteniendo el mismo impacto que la primera vez, salvo en el caso de grandes films, así que habrá que asumir que Testamento Final lo es), tan minimalista como brutal y desgarrador en su propuesta y resultados.


Y es que Testamento Final es una película que hay que ver. Terrible y que traumatizará a los más sensibles. Bueno y a todos. Porque testamento final es una de las pocas películas que tiene la valentía de llevar a último término su dura propuesta inicial. La cual es, sencillamente, que han caído unas bombas nucleares que van a extinguir lentamente a la raza humana tal y como la conocemos. El mundo no cambia, simplemente se van al garete la electricidad y las comunicaciones. Escasez de comida y recursos y lenta agonía de la población, que va muriendo víctima de los resultados del exceso de radiación, una especie de cancer colectivo. Y manda cojones, que afecta a los más pequeños más que a nadie. Dando como resultado una de las muertes (al menos para mi) más crueles, tristes (y, de forma paradójica, bonitas, todo hay que decirlo) que ha dado la historia del cine.


Testamento Final es una película que debéis ver ¡aunque os traumatice! Porque demuestra hasta que lugares puede llegar el cine cuando se lo propone. Nos lleva a situaciones y lugares que jamás hubiesemos imaginado y nos obliga (queramos o no) a ponernos en el lugar de sus protagonistas y experimentar lo que sienten. Al menos Testamento Final lo hace. Y de forma muy efectiva además. 

A ver no es una película perfecta. Puede achacársele esa banda sonora de James Horner, por momentos tan bonita que queda totalmente fuera del tono del film (parece que la haya hecho para otra película) y algún que otro exceso melodramático y "pasteloso". Una tendencia exagerada a la lágrima (incluso en personajes que a parte de llorar deberían estar también desesperados por comer y sobrevivir, esto es, ser más realista y mostrar pánico, amoralidad, anarquía social...). Pero los bemoles que demuestra para llevar hasta el fin su propuesta inicial lo hacen digno de alabanza y de recuerdo. 

Repito, nunca he visto nunca un drama tan fuerte y brutal. Con escenas que van más allá de lo triste, de llorar, llegando a extremos nunca vistos, espantosos y patéticos, pero muy muy logrados y tremendos. Yo la recomiendo encarecidamente. Debéis verla.

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